En días como los de hoy, sólo pienso en la Luna. Pero las nubes y la lluvia no me dejan verte. Y ellas saben que tú eres mi única salida para escapar de los monstruos del día a día.

En días como los de hoy, el frío congela mi piel y me gusta. Hace que sienta que no tengo miembros a los que mandar mensajes, que mi cuerpo no responde a mi mente y nada puede hacerme daño. Miro al cielo que las nubes ocultan y ellas derraman sobre mí gotas de rocío, escarcha para mi piel.

En días como los de hoy, la pesadez del alma me mata y tú no estás. Sé que gritas mi nombre entre las nubes, pero yo sigo cegada por el frío y la lluvia. Frío, frío, frío, hielo en mis venas. No corre sangre por ellas hoy. Hoy no soy de sangre caliente.

En días como los de hoy, sé que cuando las pálidas nubes no te permiten brillar, cubrir todo mi cuerpo de tu espíritu de plata, corres hacia el océano, hacia la mar que me vio nacer. Y ella te devora. Y sé que la Felicidad está allí en ese momento, en ese instante de la Eternidad.

En días como los de hoy mis alas no vuelan, están doloridas, hoy no puedo correr tras de ti con la mejor de mis sonrisas y desprender contigo el perfume de la Libertad. Hoy el tiempo me achaca el alma, la melancolía cubre mi ser. No sé si será tristeza, pero me cuesta mover unos escasos milímetros la comisura de mis labios para sonreír.

Mañana ven a por mi, Luna. No puedo prometerte que harás que despierte de las pesadillas que me obligan a tener los monstruos del otro lado. Pero sé que volveré a drogarme de la calidad de tu luz, y del frío de tu Noche.

El Invierno, la Noche y Tú sois mis almas. No me abandonéis. Ahora no…

Canción que me ha inspirado para este relato: