La semana pasada terminé un dorama que volvió a enamorarme. Me hubiese gustado escribir este artículo antes, pero no he tenido tiempo, prácticamente.
La trama, como suele pasar en la mayoría de los doramas, es bien sencilla: Nobuko Oba es una niña feliz, afortunada de vivir con unos padres cariñosos que regentan un bar de Tonkatsu (carne de cerdo rebozada muy famosa en Japón). Sin embargo, todo cambia cuando prueba los pasteles de la pastelería Ange que le ofrece un guapo pastelero. Un mundo nuevo se descubre para Nobuko, oye las campanas de la felicidad que le produce comer los deliciosos pasteles de Ange. Esta adicción le hace adorar los pasteles más que otra cosa y, evidentemente, comienza a engordar. A los 22 años ya pesa 78 kilos (no parece mucho, pero las japonesas son bajitas y eso es estar gordita para ellos). En ese momento sale con un chico que le dice que le gustaría más si entrara en un vestido, digamos, talla 32. A partir de ahí Nobuko se conciencia y pierde nada más y nada menos que 37 kilos.
Al conseguir esta figura comienza a trabajar en Eden, una prestigiosa revista de moda dirigida por una jefa con mucha mala hostia. Un día le manda a hacer un reportaje sobre una pastelería con mucha fama en Japón, Ange. Nobuko ha de volver a probar aquellos maravillosos pasteles que tanto había evitado para poder realizar su artículo.
Sin embargo, quien regenta ahora la pastelería es el hijo del pastelero que Nobuko conoció de niña, Imai Taichi. La crítica de Nobuko es mala, ya no oye las campanas de la felicidad. Debido a este artículo Ange empieza a recibir menos clientes y Taichi monta en cólera contra Nobuko obligándola a probar pasteles hasta escuchar las campanas de la felicidad. Nobuko comenzará a engordar, entre los dos surgirá algo más que odio, nuevos personajes se unirán a la trama para contarnos que la figura es algo externo y que debemos ser nosotros mismos. Si nos hace feliz comer un pastel comámoslo.
De este dorama me llamó mucho la atención que en Japón el tema de la obsesidad fuera tan poco respetado. Se meten constantemente con Nobuko cuando está gordita mientras que, cuando es delgada, los hombres la miran con lascivia y la respetan más en su círculo de trabajo.
Se cuenta una historia no solo de amor sino de superación y de aceptación con uno mismo.
Yo, personalmente, estoy algo gordita. Siempre lo he estado y, cuando decido hacer dietas drásticas donde no puedo comer lo que me gusta, pierdo la sonrisa, me deprimo y no soy la misma. Es lo que le pasa a Nobuko. Tener hambre puede producir cambios de humor, incluso la perdida de la sonrisa.
Mi consejo es que comáis lo que queráis, siempre respetando la salud y no excediéndose demasiado. Si hacéis dieta, chicas, no os reprimáis a que, en algún momento del día, podáis comer una onza de chocolate o una bolsa de patatas. Quizá no hemos sido tan afortunadas de tener un cuerpo 10 o ni un gramo de grasa. Hemos nacido regorditas, grandes o jabatonas. Pero así somos nosotras.
Yo, ahora mismo, como lo que quiero respetando las horas de comida. Sólo como un yogurt por la noche pero, durante el día, no me reprimo de comer, a media mañana, un bollo o desayunar tostadas. Para la comida como lo que quiero y meriendo mis frutas preferidas.
Me siento bien, no paso hambre y he conseguido perder 5 kilos en 2 meses. Quizá no sea mucho, pero va bajando y sé que será más difícil de recuperar que con otras dietas.
¡Ánimo! Si eres guapa por dentro lo serás siempre por fuera 🙂
Os dejo con un adelanto del primer capítulo de Rebound: