Eso dicen las abuelas y las madres. La vida no está completa hasta que realizas las tres cosas.

Yo estoy empezando por «escribir un libro». Siempre he querido escribir y supongo que, como todos los que habéis completado  un libro, os ha costado horrores comenzar a escribir.

Es el «miedo a la hoja en blanco». Creo que es el peor miedo que se puede tener a la hora de decidirse por labrarse un futuro, porque es un futuro incierto, ¿gustará mi historia? ¿seré capaz de dar vida a mis personajes? ¿conseguiré encoger el corazón de mis lectores? ¿sabré explicar en palabras lo que tengo dentro a través de una historia real, fantástica, dura, feliz?

La historia de mi primer libro está ya creada. Sólo tengo que darle forma y creer en mis personajes.

La historia fue creada para un trabajo de final de master en formato guión pero que no ha conseguido cuajar en productoras pero que sí ha gustado a la gente a la que he ido enseñándosela. Todos me animaban a seguir, a continuar, a intentar hacerla realidad.

Pero nunca he sido capaz de arrancar. Hasta que alguien me dijo: «¿por qué no la conviertes en un libro?»

Esta persona leyó mi guión y vino con una sonrisa de oreja a oreja diciendo: «¡Me ha encantado!», «¡Es una historia muy chula!», «¡Tienes que escribir más!». Gracias a su apoyo, su sonrisa y que no deja de darme por saco para que escriba estoy consiguiendo empezar un sueño.

Si soy capaz de acabar el libro, aunque tarde mucho tiempo en poder editarse… sabré que soy capaz de muchas cosas. De que tengo voluntad para cumplir sueños y que, con ayuda de las personas que aprecias y tu esfuerzo, puedes hacer lo que desees.

Y lo de plantar un árbol, mira… puedo empezar a hacerlo ya.

Lo de tener un hijo, mejor esperar un poquito más 😛