La peor confesión que puede ocurrirte es la de ti mismo.

Cuando llegas a la conclusión definitiva sobre quién eres, qué quieres hacer, hacia dónde vas a dirigirte el miedo ya no existe. Desaparece. ¿Por qué digo que es la peor? Simplemente porque la gente que nunca te ha apreciado de verdad deja de creer en ti, huyen, porque ellos siguen sin saber quiénes son. Cobardes.

Conozco a una persona que nunca ha tenido miedo a confesarse. No sabe lo que es mentir, ni siquiera le ha interesado coger práctica. Pero como todos, flaquea. Yo le confieso que la decisión está tomada desde hace mucho tiempo. Asiente.

Al contrario que mucha gente que nos rodea, cuando él se confiesa sobre cómo es, qué va a hacer y hacia dónde va a dirigirse, más le comprendo, más le apoyo, más necesito que lo haga.

Cuando una persona que de verdad es importante se confiesa a sí mismo te hace perder el miedo a vivir.

Una sonrisa con lágrimas en los ojos lo dicen todo.

Esto es simplemente un pensamiento que me ayuda a seguir sonriendo, a seguir luchando y seguir creyendo en lo que yo soy.

Cogedlo como ejemplo o tiradlo a la basura.

Si lo tiras a la basura o dices «bah», perdona que te diga pero… eres un COBARDE.