¿Qué ocurre cuando te miras al espejo y no te reconoces? ¿Qué ocurre cuando hablas y no tiene nada que ver con lo que piensas? ¿Qué ocurre cuando sabes dónde está la salida pero estás situado en una habitación de medio metro cuadrado con muros a cada lado? Intentas dar un paso y te das de bruces con el hormigón. Aunque saques todas tus fuerzas te es imposible echarlo abajo para poder escapar.

Ésa es la existencia de Aya. Y creo que coincide con la de muchos.

Lo peor es saber que no está fabricada para el mundo que le rodea. El momento que tiene claro quién y cómo es y que no existe solución para ella. Y, obviamente, el mundo no va a amoldarse a sus pensamientos o a su forma de ver la vida. El mundo sigue adelante sin tener en cuenta las almas que se lleva a su paso. No se refiere al mundo como «la Tierra». Ella, como astro, como planeta, como organismo vivo no tiene la culpa de nada. Quizá ella es la menos amparada, la menos comprendida de un mundo con intenciones conscientes de destruirla. No de golpe, sino torturándola hasta agonizar. Habla del mundo como ente que hemos fabricado con sus dogmas de mierda, sus criterios sin sentido, su psicología irresponsable y de alma autodestructiva.

Existen momentos, hechos en los que recupera la esperanza y ve luz a través de los muros. Pero rápidamente se construyen fervientemente para taparla y que no vea absolutamente nada. En esos momentos siente un nudo en la garganta y un pellizco en el pecho. Le consuela pensar que en ese momento ha conectado con otras almas que están en sintonía con la suya.

A veces tiene la sensación que es la única a su alrededor que tiene los ojos abiertos. Observa los actos y las conversaciones de muchos y no las comprende. No da crédito a lo que salen por sus bocas y piensa… «¿será lo que de verdad están pensando o solo intentan amoldarse al mundo que nos ha tocado vivir?» En algunas ocasiones se ha sentido valiente para expresar lo que siente y, lo que recibe a cambio, son miradas atónitas o de desprecio. Le han llamado loca, amargada, flipada, utópica, altruista, egoísta, negativa, positiva, ilusa, imbécil y hasta atemporal.

Aún así no puede escribir todo lo que se le pasa por la cabeza. Uno es por miedo y dos, porque su cabeza está hecha un lío y solo halla nubarrones que no le dejan expresarse, ni siquiera a través de relatos o textos.

Si algo se está llevando su esencia, la herramienta que tenía para poder escapar y amoldarse mejor a este mundo, ¿qué puede hacer ahora? Quizá lo que muchos han hecho: rendirse al contexto actual, amoldarse y dejar de existir. Ser un ente vivo que sigue esos dogmas de mierda, esos criterios sin sentido, tener una psicología irresponsable y autodestruirse por dentro. Será eso. Tendrá que dejar de existir, ¿no crees?

Qué más da escribirlo todo aquí si nadie la va a leer.