«¡Somos los Sex Bomb-omb y hemos venido a darlo todo! One, two, three, four…!». Entonces explota la batería de Kim, la gravedad se altera con las ondas sonoras que provienen del bajo de Scott y el escenario vibra con la voz de Stephen Stills.

Con estos ritmos de fondo tenemos la historia de Scott Pilgrim, un chico de Toronto bastante alelado que se cuelga por la nueva chica del barrio, Ramona. Por esta norteamericana misteriosa de continuos cambios de peinado, Scott tendrá que luchar contra sus 7 ex novios malvados para conseguir su amor. Hasta aquí diréis… «pues vaya, ¡otra comedia típica de adolescentes!» Pero, os equivocáis, Scott Pilgrim contra el mundo (Edgar Wright, 2010) es mucho más que risa fácil y una excusa para comer palomitas.

La película sobresale por sus continuos guiños al manga japonés, a los cómics de superhéroes y a los videojuegos 2D. Su desarrollo técnico y visual es muy notable y se merece un reconocimiento por la fotografía, que palpa la representada en el cómic de Bryan Lee O’Malley. Pero detrás de todo esto se encuentra una historia de dos animales heridos (Scott y Ramona) que intentan luchar no sólo para poder estar juntos sino para reconocerse a sí mismos y salir del agujero. La profundidad de estos sentimientos queda implícita en cada palabra o movimiento del desastre de Scott y en la indiferencia y frialdad de la versátil Ramona.

La historia de Scott no sería lo mismo sin esos 7 ex novios malvados de Ramona que son la créme de la créme por la originalidad y caracterización de sus personalidades. Aunque, como pasa siempre, en el cómic se ha profundizado más en ellos y en el propio pasado de la protagonista femenina.

Y no hay que olvidar los personajes secundarios que apoyan o martirizan a Scott (como Julie o Envy) que cierran a la perfección esa atmósfera subespacial donde todo es posible si se cree en uno mismo. Yo me quedo con Wallace, el compañero de piso gay de Scott. Kieran Culkin ha logrado a la perfección representar la personalidad única de su homónimo en el cómic y pone la guinda de humor a todas sus escenas. Respecto a Michael Cera creo que este papel le venía al dedillo aunque Mary Elizabeth Winstead ha representado a una Ramona demasiado seca sin apenas evolución cuando en el cómic es de las que sufren un enorme arco emocional que nos ayuda a entender su postura.

Para terminar, decir que la película parece pasar a gran velocidad sin apenas darte tiempo a reconocer a cada uno de los personajes y enmarcarlos en la historia. Reconozco que para disfrutar bien de esta película hay que llevar, de ante mano, un amplio background que solo la lectura del cómic te puede dar. Así que, desde aquí, os animo a leer a Bryan Lee O’Malley y no perderos Scott Pilgrim contra el mundo. Os aseguro que es imposible aburrirse con ella.

Lo peor: Da la impresión de que Knives Chau parece más protagonista femenina que Ramona Flowers

Lo mejor: Compaginar tantos lenguajes como el del comic, el audiovisual y el de videojuegos en un solo producto, casi sin percibirlos, a la perfección.